Jesucristo: ¿un mesías extraterrestre
Después de todo lo visto hasta ahora, casi parece lógico pensar que Jesús de Nazaret, nacido en circunstancias tan especiales, sería claramente un extraterrestre. Comenzando con su concepción virginal, que no rechazan –dado que está clara en el texto evangélico–, sino que reinterpretan en clave de “operación de inseminación artificial” realizada en el cuerpo de María gracias a lo avanzado de la ciencia y de la técnica alienígenas.
De esta manera, como Superman, Cristo sería el enviado de una civilización extraterrestre con la misión de salvar a la humanidad. Y si hay que reconocer que es el Hijo de Dios, no hay problema. Ningún atisbo de herejía, como puede verse. Sin embargo, lo importante es el cambio de significado que se le está dando a los términos cristianos: sería el hijo del líder de una raza de seres de otro planeta.
Todos los hechos de la vida de Jesús son, de este modo, interpretados a la luz de lo ufológico. Por ejemplo, esa estrella que guía a los magos de Oriente, estrella que aparece, desaparece, reaparece y acaba quedándose quieta en el lugar donde está el Niño… ¡es una nave espacial! Los anuncios y apariciones de los ángeles en torno a su nacimiento… ¡contactos con extraterrestres! El bautismo en el Jordán… ¡la designación interplanetaria del enviado especial! La entrada en la nube que tuvo lugar en la transfiguración… ¡una visita a la nave espacial luminosa!
Yendo al misterio pascual, momento culminante de la vida de Jesús, también tiene su interpretación extraterrestre. La Resurrección es el inicio del regreso del Cristo alienígena a su civilización originaria, dejando a unos humanoides como recaderos del asunto, que serían los ángeles con vestidos refulgentes que vieron María Magdalena y los apóstoles. Como acontecimiento definitivo, la Ascensión, que vuelve a ser una abducción en una nave espacial que se lleva a Jesús a su lugar.
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